Hace unos días regresé del congreso en Cádiz, donde leí
una ponencia sobre Mi vida por el mundo,
de Maples Arce, pero unos veinte días antes volé a París y de ahí me descolgué
un miércoles a Sevilla y regresé el viernes por la tarde a la capital francesa,
donde me quedé unos días más para completar el mes.
Me alojé en una residencia para estudiantes daneses,
donde, por cierto, volví a ver a una mexicana que estudia letras y estaba por
irse a Tailandia unos quince días con su padre y abuela. También volví a ver a
Vilma Fuentes, que vive entre el Sena y el Bd. St Germain, muy cerca de Notre
Dame, y almorcé con la viuda de Julio Ramón Ribeyro, uno de mis escritores
favoritos, pues me invitó a un restaurante de postín, donde comí un gazpacho
delicioso --el que luego pedí en Cádiz me supo a ketchup y era una verdadera
bazofia en comparación.
En el Pompidou me reuní una tarde con Lauro Zavala, que
había ido a unos congresos en Valencia y Dijon. Tomamos un vaso de sidra de
Bretaña.
Aproveché la oportunidad para tratar de cambiar un poco
mis hábitos alimenticios y desayunaba pan con tomate, al estilo catalán o
mediterráneo.
Al llegar a París me compré una botella de un litro de
aceite de oliva extravirgen de Kalamata y casi me lo acabé. Además, al revisar
los tickets, veo que me compré cuatro cajas de té verde con menta de Twinnings,
por lo que calculo que me tomé unas cien tazas.
También comí bastante pato, pues por lo general me
compraba una pechuga (maigret de canard) y después de cocerla en la sartén, las
dejaba enfriar y la comía en rebanadas, como una especie de rosbif.
La residencia danesa tiene una cocina impecable donde no
falta NADA, pues incluso encontré papel de aluminio para envolver un bocadillo
de pato que me preparé para mi viaje en tren de Sevilla a Cádiz y que acompañé
con una botella de Rioja "tempranillo" que compré en el avión.
En el Pariscope publican unas breves entrevistas a
personajes disímiles que recomiendan alguna "promenade", y un día
seguí las instrucciones de un ex-campeón de Kung Fu, cuyo recorrido empieza en
la Place de Clichy y cruza el puente sobre el cementerio para remontar luego la
avenue Junot y bajar por la rue Le Pic a las Abesses. También caminé a lo largo
del Bassin de La Villete (desde el metro Strasbourg) hasta llegar al parque,
que atravesé para irme a tomar un café en el Conservatorio, donde es más barato
y no está mal.
En la Cité Universitaire, me iba por las mañanas de la
Fondation danoise a la Fondation Deutsch de Meurthe y luego, por las canchas de
tenis, a la Maison d'Allemagne.De ahí al metro para recoger los periódicos que
regalan y que leía en mi habitación después de darle una vuelta al Parc
Monsouris.
No dejé de ver las exposiciones de Helmut Newton,
Charlotte Rampling y Bob Dylan, ni la de Gerhard Richter y el manuscrito de On the road de Jack Kerouac.
Aproveché la hemeroteca de la Maison d'Allemagne para
leer montones de revistas, sobre todo francesas y en la del Colegio de España
vi los números atrasados de Quimera.
Por cierto, me publicaron unos minicuentos en el número
de junio, o sea el último, pues no ha salido el de verano.
EN FIN, hice lo posible
para aprovechar el boleto a París, que es lo único que me pagó la universidad.
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